Coágulos Sanguíneos de la Trombosis Venosa Profunda (TVP)

Last Updated 11/02/2020

Authors:Jason Golbin, DO, MS, FCCP; Aleksander Shalshin, MD, MS, FCCP

Acerca de los Coágulos Sanguíneos de la Trombosis Venosa Profunda (TVP)

El cuerpo se vale de los coágulos sanguíneos para detener las hemorragias. Si usted se corta el dedo, la sangre en el área de la herida se agruma, o se coagula. El coágulo detiene la hemorragia en el dedo. La primera etapa en el proceso de sanación es la coagulación.

Los glóbulos sanguíneos y otros factores en la sangre forman los coágulos. Los coágulos sanguíneos no suponen un problema a menos que obstruyan la circulación sanguínea a donde tiene que llegar. La sangre lleva oxígeno a todas las partes del cuerpo, pero los coágulos sanguíneos pueden impedir que la sangre y el oxígeno lleguen a su destino. Sin suficiente oxígeno, ciertas partes del cuerpo pueden dañarse. El miocardio o el tejido cerebral que no obtenga suficiente oxígeno, por ejemplo, empieza o morir. Esto daña el funcionamiento corporal.

Datos clave acerca de la trombosis venosa profunda
  • Una vena es un vaso sanguíneo que lleva sangre del cuerpo al corazón. La palabra trombosis significa coágulo. Por tanto, una trombosis venosa profunda (TVP) es un coágulo sanguíneo que se forma en una vena en un lugar profundo dentro del cuerpo.
  • Las TVP por lo general se forman en una pierna. Ahí, obstruyen circulación sanguínea importante.
  • Estos coágulos sanguíneos pueden desprenderse y llegar a otras partes del cuerpo, como al corazón, el cerebro o los pulmones.
  • Un coágulo sanguíneo que llega a los pulmones, y obstruye la circulación de sangre y oxígeno, se llama embolia pulmonar (EP). La EP es una complicación potencialmente mortal.

Las TVP y las EP afectan a entre 350,000 y 600,000 estadounidenses cada año, y son uno de los factores responsables de al menos 100,000 muertes al año. La mayoría de estas muertes se producen en personas que padecen otras enfermedades o que se están recuperando de una intervención quirúrgica o de un accidente grave.

La mejor forma de evitar el daño causado por las TVP o EP es conocer los síntomas. Diagnosticar y tratar rápidamente estas complicaciones puede ayudar a evitar los resultados más perjudiciales.

Síntomas de la TVP

Las TVP por lo general se producen en las piernas. Los síntomas más comunes de la TVP son los siguientes:

  • hinchazón en la pierna afectada;
  • dolor en la pierna, el cual puede sentirse como un calambre en la pantorrilla;
  • calor en el área afectada; y
  • manchas rojas y otros cambios en la coloración de la piel, como que la piel se ponga más pálida o azul de lo normal.

La TVP también se puede producir sin síntomas perceptibles.

Los síntomas de una EP, coágulo sanguíneo que ha llegado a los pulmones, son los siguientes:

  • dificultad para respirar;
  • dolor torácico agudo que empeora al respirar hondo;
  • expectoración de sangre; y
  • sensación de mareo leve, desmayos y pérdida del conocimiento (cuando los coágulos son grandes).

Los síntomas de una EP se pueden presentar súbitamente y sin previo aviso. Los síntomas de una EP siempre requieren una evaluación médica inmediata.

Si usted tiene estos síntomas, obtenga inmediatamente atención de emergencia.

¿Qué causa las TVP?

Las TVP tienen muchas causas. Algunas de las causas más comunes y factores contribuyentes incluyen, por ejemplo:

  • Estar sentado por períodos largos de tiempo, como durante viajes de larga distancia o reposo en cama prolongado. Cuando el cuerpo permanece en una posición durante un período largo de tiempo, es más probable que la sangre se acumule localmente y se coagule.
  • Trastorno de coagulación sanguínea hereditario: a veces, los problemas de coagulación se transmiten de forma hereditaria. La trombofilia por factor V de Leiden es un ejemplo de un trastorno que aumenta la probabilidad de padecer coágulos sanguíneos y TVP perjudiciales.
  • Herida o intervención quirúrgica: cuando se daña el recubrimiento interior de un vaso sanguíneo, la sangre es más propensa a coagularse.
  • Embarazo: los niveles altos de hormonas durante el embarazo hacen que la sangre sea más propensa a coagularse. El embarazo también disminuye la circulación sanguínea a la parte inferior de las piernas, lo que aumenta el riesgo de padecer TVP. El riesgo de padecer TVP se mantiene alto en las primeras 6 semanas después del parto.
  • Uso de estrógeno, incluyendo el uso de anticonceptivos orales (cápsulas para regular la natalidad). Tanto el tratamiento de reposición hormonal (TRH) como los anticonceptivos orales aumentan el riesgo de padecer coágulos sanguíneos y TVP. Además, fumar aumenta este riesgo, razón por la cual no se recomiendan los anticonceptivos orales a las mujeres que fuman.
  • Cáncer: investigadores y médicos han notado un vínculo entre ciertos tipos de cánceres y coágulos sanguíneos. Las personas con cáncer en el cerebro, los ovarios, el páncreas, el colon, el estómago, el pulmón, el riñón o el hígado corren un alto riesgo de padecer TVP. El linfoma y la leucemia, dos tipos de cáncer sanguíneo, también aumentan el riesgo de padecer TVP.
  • Edad avanzada: la mayoría de las TVP se producen en personas mayores de 60 años de edad, aunque pueden ocurrir a cualquier edad.
  • Obesidad: las personas obesas se enfrentan a más del doble del riesgo de padecer TVP o EP que las personas que no son obesas. Las mujeres que son obesas y toman anticonceptivos orales corren un riesgo aún mayor de padecer TVP.
  • Antecedentes de TVP o EP: haber padecido anteriormente TVP o EP aumenta drásticamente el riesgo de padecer otra TVP.

¿Cuáles son los factores de riesgo de padecer TVP?

Algunos de los factores de riesgo más comunes de padecer TVP son los siguientes:

  • permanecer inactivo durante largos períodos de tiempo. Si usted guarda reposo en cama tras una intervención quirúrgica o una enfermedad grave o si permanece sentado durante mucho tiempo en un vuelo o viaje en automóvil, la sangre se acumula en las piernas. Esto aumenta la probabilidad de padecer TVP;
  • una intervención quirúrgica reciente en las piernas, la cadera, el abdomen o el cerebro. Las cirugías mayores, como una cesárea, aumentan el riesgo de padecer TVP más que las cirugías menores, como una extirpación de las amígdalas;
  • enfermedades como cáncer, insuficiencia cardíaca, accidentes cerebrovasculares o infecciones graves;
  • trastornos de coagulación sanguínea; y
  • el tabaquismo.

Algunos factores que aumentan el riesgo de padecer TVP —como un trastorno hereditario de coagulación sanguínea o edad avanzada— están fuera de su control. Otros factores de riesgo —como fumar— están bajo su control.

Disminuya su riesgo de padecer TVP manteniendo un peso saludable, permaneciendo activo y evitando fumar. Si usted es una mujer en edad de procrear, considere los métodos anticonceptivos que no sean a base de hormonas, como condones, especialmente si usted tiene otros factores de riesgo de padecer TVP.

Complicaciones de la TVP

La EP es la complicación más grave de la TVP. La EP ocurre cuando una TVP se traslada a través del torrente sanguíneo desde la pierna hasta el pulmón. El coágulo puede alojarse en la arteria pulmonar, el vaso sanguíneo principal que suministra oxígeno a los pulmones. Una EP puede causar dificultad para respirar y latidos cardíacos irregulares. Un coágulo podría llegar a ser tan grande que obstruye la circulación sanguínea desde el corazón, lo que puede dar lugar a insuficiencia cardíaca, choque cardiovascular y muerte.

Los síntomas de la EP incluyen, por ejemplo:

  • dificultad para respirar y aceleración del ritmo respiratorio súbitas, incluso al descansar;
  • expectoración de sangre;
  • dolor torácico; y
  • taquicardia súbita.

La EP es una emergencia médica. Si usted o alguien que usted conoce presenta cualquiera de estos síntomas, llame al 911 y pida inmediatamente atención médica de emergencia. La atención médica inmediata puede disolver el coágulo sanguíneo y restaurar la circulación sanguínea y el suministro de oxígeno a los pulmones.

Otra complicación de la TVP se conoce como síndrome postrombótico. En este síndrome, si un coágulo permanece en la vena por un tiempo prolongado, puede dañar la vena y obligar a que la sangre se acumule en la pierna. Los síntomas del síndrome postrombótico incluyen, por ejemplo:

  • dolor;
  • hinchazón;
  • oscurecimiento de la piel;
  • úlceras cutáneas;
  • várices; y
  • TVP o EP recurrentes.

Aproximadamente 2 de cada 3 personas que padecen TVP también padecerán síndrome postrombótico.

Diagnóstico de la TVP

¿Cuándo debería consultar a un médico?

Comuníquese con su médico si tiene o ha tenido:

  • dificultad para respirar súbita y sin causa aparente;
  • hinchazón en una de las piernas;
  • dolor torácico;
  • sensación de aumento en las palpitaciones del corazón;
  • un coágulo sanguíneo previo; o
  • antecedentes familiares de TVP o EP.

Con el fin de diagnosticar una TVP, su médico le hará preguntas acerca de sus síntomas y llevará a cabo un examen físico. Si se sospecha la presencia de TVP, es probable que su médico le realice una ecografía. Durante una ecografía, un auxiliar médico introducirá una sonda en la parte externa de la pierna, y presionará suavemente, para buscar coágulos.

Su médico también podría ordenar análisis de sangre. La prueba del dímero D se le realiza a las personas en quienes se sospecha que podría haber un coágulo. Si el resultado de la prueba da negativo (normal), es probable que usted no tenga un coágulo. Sin embargo, un resultado de prueba positivo (anómalo) no siempre significa que haya un coágulo sanguíneo. A menudo se requieren más pruebas, como una ecografía, para confirmar o descartar la presencia de un coágulo sanguíneo.

Los análisis de sangre también se pueden usar para detectar trastornos hereditarios de coagulación sanguínea u otras anomalías que pudieran aumentar la tendencia a la coagulación.

Si sus síntomas sugieren que usted padece EP, su médico tomará medidas para ayudarle a respirar mejor y actuará rápidamente para determinar si un coágulo sanguíneo es el responsable de sus síntomas. Las pruebas de EP incluyen, por ejemplo:

  • Gammagrafía pulmonar: una gammagrafía pulmonar, también conocida como gammagrafía pulmonar de ventilación y perfusión (V/Q, por sus siglas en inglés), es en realidad una combinación de 2 pruebas. Una prueba analiza qué tan bien circula el oxígeno por los pulmones. La otra evalúa la circulación de sangre, llamada perfusión, hacia los pulmones.

Durante la gammagrafía de ventilación, usted aspira (o inhala) un gas especial a través de una mascarilla. Un dispositivo explorador rastrea la circulación de sangre a través de los pulmones. Antes de la prueba de perfusión, el médico inyecta una solución radiactiva en la vena. Durante la gammagrafía, usted se acuesta debajo de un dispositivo explorador especial que rastrea la circulación de la solución a través de las arterias pulmonares que llevan sangre a través de los pulmones.

  • Tomografía axial computarizada (TAC): una TAC puede ayudar a su médico a detectar una EP. Antes de una TAC, el médico inyecta un tinte especial en una vena del brazo. El tinte hace que los vasos sanguíneos de las piernas y los pulmones aparezcan en la TAC. Usted se acuesta sobre una mesa durante la prueba mientras que un dispositivo explorador gira a su alrededor. El dispositivo explorador toma fotografías de usted desde varios ángulos. La TAC solamente dura unos cuantos minutos.

Preparación para su cita

Ya sea si usted acudirá a un departamento de emergencia o al consultorio del médico, debe estar preparado para hablar acerca de sus antecedentes médicos y síntomas actuales. De ser posible, reúna la siguiente información antes de acudir a su cita:

  • Antecedentes médicos: ¿Tiene alguna afección médica? ¿Qué tratamiento les da? ¿Ha tenido intervenciones quirúrgicas anteriormente? ¿Qué tipo?
  • Lista de medicamentos: elabore una lista completa de todos los medicamentos, suplementos y vitaminas que toma. Si le es posible, lleve los frascos consigo a su cita. Así, su médico puede comprobar con exactitud lo que toma y en qué dosis.
  • Antecedentes familiares: ¿Alguna vez ha padecido TVP o EP algún familiar? ¿Hay antecedentes familiares de trastornos de coagulación sanguínea?
  • Síntomas actuales: ¿Cuándo fue la primera vez que notó síntomas de TVP o EP? ¿Le ha afectado alguna pierna? ¿Cuándo se presentaron sus síntomas? ¿Han cambiado sus síntomas con el paso del tiempo? ¿Hay algo que le haya aliviado?

Tratamiento de la TVP

El objetivo del tratamiento de la TVP es evitar las complicaciones que se pueden producir con una TVP. Dado que las TVP que se producen debajo de la rodilla por lo general no se trasladan a otras partes del cuerpo, los médicos a menudo las supervisan con ecografías en consultas de seguimiento. Asimismo, su médico hará lo posible por encontrar la causa del coágulo. Él o ella podría sugerir un tratamiento médico para abordar la causa. Las TVP y EP mayores a veces se tratan con medicamentos que ayudan a desintegrar el coágulo para restaurar la circulación de sangre y oxígeno y disminuir el riesgo de complicaciones graves.

Medicamentos para tratar la TVP

Los medicamentos que diluyen la sangre y ayudan a prevenir la coagulación, llamados tratamientos anticoagulantes, se usan para tratar todas las TVP y EP. Los medicamentos también ayudan a evitar que se formen coágulos nuevos a la vez que permiten al cuerpo desintegrar los coágulos existentes. Su médico podría prescribir más de un anticoagulante, ya que algunos surten efecto rápidamente mientras que otros se demoran en acumularse en el torrente sanguíneo y en ser eficaces.

La heparina y la heparina de bajo peso molecular (HBPM) —comúnmente conocida como enoxaparina sódica, o Lovenox— se usan en hospitales y en entornos de atención médica para diluir la sangre poco después de diagnosticar una TVP o EP. La heparina puede administrarse por vía intravenosa (i.v.) o inyectarse justo debajo de la piel. La HBPM se administra como una inyección debajo de la piel.

Al mismo tiempo que empieza a tomar uno de estos medicamentos, usted podría empezar un tratamiento con un anticoagulante oral (que se toma por boca). Los anticoagulantes orales se demoran en alcanzar el nivel adecuado, o terapéutico, en el torrente sanguíneo. Si el anticoagulante es terapéutico, usted puede detener el tratamiento de heparina o HBPM. Usted debe continuar el tratamiento con anticoagulantes orales.

El anticoagulante oral más común es la warfarina. La warfarina ha existido desde 1954 y se usa habitualmente para tratar y prevenir las TVP y EP. Toma tiempo encontrar la dosis adecuada de warfarina. Si usted empieza el tratamiento con warfarina, su médico supervisará cuidadosamente su sangre. Su médico le prescribirá análisis de sangre y podría aumentar o disminuir su dosis de warfarina para mantener su sangre “justo en el punto adecuado”.

Algunas personas no pueden tomar warfarina o no pueden volver al consultorio de su médico para hacerse análisis de sangre y ajustar su dosis. Si por algún motivo usted no puede tomar warfarina, podría ser un buen candidato para recibir el tratamiento con uno de los anticoagulantes más recientes, como, por ejemplo:

  • dabigatran, un anticoagulante oral que se toma en cápsulas. El dabigatran no requiere análisis de sangre regulares y ha sido aprobado por la Administración de Medicamentos y Alimentos de EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés) para prevenir accidentes cerebrovasculares en pacientes con latidos cardíacos irregulares.
  • rivaroxaban, que la FDA aprobó en 2012. Viene en forma de cápsula y no requiere análisis de sangre regulares.
  • apixaban, que la FDA aprobó en 2012. Al igual que el dabigatran y el rivaroxaban, el apixaban viene en forma de cápsula y no requiere análisis de sangre regulares.

Riesgos de anticoagulantes

Todos los medicamentos anticoagulantes aumentan el riesgo de hemorragias. Comuníquese de inmediato con su médico si nota cualquier hemorragia anómala, como, por ejemplo:

  • cortadas que sangran abundantemente o cuya hemorragia no se detiene;
  • sangre en heces;
  • menstruación más abundante de la normal; o
  • esputo, flema o vómito teñido de sangre o negruzco.

Alrededor de entre un 1% y un 2% de personas que toman anticoagulantes sufrirán hemorragias graves. Estas hemorragias podrían requerir una transfusión de sangre, y es posible que usted tenga que detener el tratamiento de anticoagulación.

La mayoría de las personas continúan tomando anticoagulantes durante un período de 3 a 6 meses después de padecer TVP o EP. A las personas que corren un alto riesgo de padecer TVP o EP recurrentes podrían prescribirles anticoagulantes de por vida.

Algunas personas no pueden tomar anticoagulantes. Las personas que han sufrido una lesión grave podrían correr un alto riesgo de sufrir una hemorragia grave si toman anticoagulantes. Otras personas podrían padecer EP aun si toman medicamentos para prevenirlas. En estas situaciones, el médico podría colocar un filtro en la vena principal que va de las piernas al corazón, llamada vena cava inferior. Este filtro captura los coágulos y evita que lleguen a los pulmones.

Tratamiento de la TVP

Dado que los anticoagulantes aumentan el riesgo de hemorragias, tenga cuidado al afeitarse y trabajar con herramientas filosas. Evite actividades que pueden causar lesiones o heridas abiertas. Use un cepillo de dientes de cerda suave, hilo dental encerado y afeitadoras eléctricas.

Algunas personas que toman anticoagulantes llevan puesto un brazalete de alerta médica para avisar a miembros del servicio de emergencias que están tomando dichos medicamentos.

Ciertos alimentos interfieren con el efecto de la warfarina en el cuerpo. Si usted toma warfarina, supervise cuidadosamente su dieta, y manténgala constante día tras día. Los alimentos que pueden afectar la warfarina incluyen hortalizas de hoja verde, como la col rizada, el repollo verde, el brócoli y la col de Bruselas; el jugo de arándano; el té verde; la mayonesa; y el aceite de pescado.

Usted no tiene que evitar completamente estos alimentos. Solo consúmalos en cantidades pequeñas y constantes. Su médico podría remitirlo a un especialista en dietética, quien puede ayudarle a determinar cómo equilibrar su dieta con su medicamento. Sea totalmente sincero acerca de los alimentos que le gustan, los que no le gustan y sus hábitos alimenticios para que su médico y especialista en dietética puedan elaborar un plan de alimentación que sea adecuado para usted.

Prevención de la TVP y EP

Usted puede ayudar a disminuir su riesgo de padecer TVP. Si por alguna razón su médico sospecha que usted corre un alto riesgo de padecer TVP o coágulo sanguíneo —genética, próxima intervención quirúrgica, movimiento limitado— él o ella podría recomendar:

  • tratamiento preventivo con anticoagulantes;
  • medias de compresión elásticas. Estas medias, que usted se pone en las piernas, suministran presión suave y graduada para evitar que la sangre se acumule en las piernas. Las medias de compresión se fabrican a la medida y se obtienen mediante prescripción. Usted se pone las medias después de levantarse y las usa a lo largo del día, y se las quita para bañarse y a la hora de acostarse.
  • descansos para moverse en viajes largos. El riesgo general de padecer TVP durante un viaje es bajo, pero aumenta en viajes que duran más de 4 horas. Disminuya su riesgo moviéndose, doblando las piernas y caminando periódicamente. Si usted corre un alto riesgo de padecer TVP o coágulo sanguíneo, su médico podría recomendarle usar medias de compresión durante los viajes.

Recursos

Sufrir un coágulo sanguíneo, TVP o EP puede ser aterrador. Una EP puede ser particularmente alarmante porque podría suceder súbitamente y sin previo aviso. Hablar con amigos y familiares podría ser útil. Llevar un diario, o anotar sus pensamientos en un cuaderno o en una computadora, también puede ayudarle a procesar sus sentimientos.

Aprender más sobre su afección puede ayudarle a sentir que tiene el control. Pida a su médico que le explique cualquier aspecto que no entienda. Mientras más sepa acerca de los coágulos sanguíneos, los factores de riesgo, el tratamiento y la prevención, mejor preparado estará para seleccionar un tratamiento y plan de prevención que se ajuste a su estilo de vida.